POSTULADOS E INTERPRETACIONES . . .
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Capacidad de introspección del individuo al encontrarse en sufrimiento.
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Procurando una explicación de causalidad, se reafirma esta como efecto de la ". . . escisión interna . . .".
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Interpretar este fragmento bajo la clave "exclusiva" de lo regional, presente hasta ese momento, es un desacierto.
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Deseo inconsciente de regresar a la protección del útero materno; a un permanente estado de "paz".
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Toda acción en este mundo conlleva la adquisición de un estado "transitorio" de "paz" o descanso ( Thanatos ), pero este sentimiento nunca se satisface plenamente. Solo se consigue con la muerte.
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Es claro que nos presenta un TESTIMONIO PERSONAL . . . jamás un desarrollo plagado de "figuras literarias".
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Es evidente que presenta un relato personal e íntimo; una exposición abierta y sincera de su "experiencia de vida".
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Emplea inequivocamente la expresión que denota autenticidad . . . "Literalmente".
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La percepción sensorial del tiempo y del espacio se "altera". El pensamiento se encuentra, literalmente, "explotado" . . . "dinamitado" para exponerlo más dramaticamente, es decir, estableciendo relaciones entre sucesos y lugares "por fuera" del tiempo y del espacio de la realidad próxima e inmediata; con mayor exactitud, una experiencia disgregada / fragmentada de la realidad. Predomina el pensamiento abstracto enfocado en los elementos materiales de la realidad y en las relaciones entre estos. La explicación más aproximada que puedo encontrar es aquella que utilice para describir aquel momento, se pierde ". . . profundidad de campo . . .", pues al estar condicionado por los influjos de lo "inconsciente" la experiencia se revela abstracta ( mundo de los objetos ) y se adquiere una cierta posición de "espectador".
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Principio de Placer [ Inconsciente ] / Principio de Realidad [ Consciente ].
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Renuncia al abandono del mundo de la infancia ( mundo ilusorio y romántico ).
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La "ausencia" ( Quien no se encuentra "Aqui & Ahora" ) como un estado psíquico propio de un estadio particular del desarrollo psicosexual del individuo; de allí, que la empresa sea la búsqueda de la "presencia".
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La capacidad para experimentar la realidad de forma plena, sin "alteraciones" psíquicas o sensoriales.
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Las motivaciones inconscientes como el motor de realización.
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Aquella "formulación revolucionaria", se transfigura en la "puerta al presente".
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En la tradición de Freud, propone una comparación "proporcional" entre la experiencia de un colectivo y la de un individuo.
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La experiencia misma de su busqueda, constituyó una extraordinaria gesta.
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La busqueda del presente es una experiencia absolutamente verdadera.
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La reconciliación implica necesariamente la confrontación con los recuerdos de la infancia; aquellos "orígenes" a los que se refiere el Psicoanálisis. Cuando alude a un "descenso" se refiere a que el proceso de reconciliación se emprendió hallándose él mismo en un momento de "oscuridad", estado que le permitió una profunda introspección al tiempo que debilitó los mecanismos de defensa de la psique - entre ellos la represión - y expulsandolé nuevamente del presente para poder entonces "recordar".
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Una vez atemperadas sus contradicciones internas, la creatividad que se derivaba de estas, caracteristica del conflicto, desaparece.
Fragmento análizado del discurso de Octavio Paz:
". . . La conciencia de la separación es una nota constante de nuestra historia ESPIRITUAL. ( 1 ) A veces sentimos la separación como una herida y entonces se transforma en escisión interna, conciencia desgarrada que nos invita al examen de nosotros mismos; ( 2 ) otras aparece como un reto, espuela que nos incita a la acción, a salir al encuentro de los otros y del mundo. ( 3 ) Cierto, EL SENTIMIENTO DE LA SEPARACIÓN ES UNIVERSAL y no es privativo de los hispanoamericanos. ( 4 ) Nace en el momento mismo de nuestro NACIMIENTO: desprendidos del todo caemos en un suelo extraño. Esta experiencia se convierte en una llaga que NUNCA cicatriza. Es el fondo insondable de cada hombre; ( 5 ) TODAS nuestras empresas y acciones, todo lo que hacemos y soñamos, son puentes para romper la separación y unirnos al mundo y a nuestros semejantes. Desde esta perspectiva, la vida de cada hombre y la historia colectiva de los hombres pueden verse como tentativas destinadas a reconstruir la situación original. INACABADA E INACABABLE cura de la escisión. Pero no me propongo hacer otra descripción, una más, de este sentimiento. Subrayo que entre nosotros se manifiesta sobre todo en términos históricos. Así, se convierte en conciencia de nuestra historia. ¿Cuando y cómo aparece este sentimiento y cómo se transforma en conciencia? ( 6 ) La respuesta a esta doble pregunta puede consistir en una teoría o en un TESTIMONIO PERSONAL. PREFIERO LO SEGUNDO: hay muchas teorías y ninguna del todo confiable.
( 7 ) El sentimiento de separación se confunde con mis recuerdos más antiguos y confusos: con el primer llanto, con el primer miedo. Como todos los NIÑOS, construí puentes imaginarios y afectivos que me unían al mundo y a los otros. Vivía en un pueblo de las afueras de la ciudad de México, en una vieja casa ruinosa con un jardín selvático y una gran habitación llena de libros. Primeros juegos, primeros aprendizajes. El jardín se convirtió en el centro del mundo y la biblioteca en caverna encantada. Leía y jugaba con mis primos y mis compañeros de escuela. Había una higuera, templo vegetal, cuatro pinos, tres fresnos, un huele-de-noche, un granado, herbazales, plantas espinosas que producían rozaduras moradas. Muros de adobe. El tiempo era elástico; el espacio, giratorio. Mejor dicho: todos los tiempos, reales o imaginarios, eran ahora mismo; el espacio, a su vez, se transformaba sin cesar: allá era aquí: todo era aquí: un valle, una montaña, un país lejano, el patio de los vecinos. Los libros de estampas, particularmente los de historia, hojeados con avidez, nos proveían de imágenes: desiertos y selvas, palacios y cabañas, guerreros y princesas, mendigos y monarcas. Naufragamos con Simbad y con Robinson, nos batimos con Artagnan, tomamos Valencia con el Cid. ¡Cómo me hubiera gustado quedarme para siempre en la isla de Calipso! En verano la higuera mecía todas sus ramas verdes como si fuesen las velas de una carabela o de un barco pirata; desde su alto mástil, batido por el viento, descubrí islas y continentes - tierras que apenas se desvanecían. El mundo era ilimitado y, no obstante, siempre al alcance de la mano; el tiempo era una substancia maleable y UN PRESENTE SIN FISURAS.
¿Cuando se rompió el encanto? No de golpe: poco a poco. Nos cuesta trabajo aceptar que el amigo nos traiciona, que la mujer querida nos engaña, que la idea libertaria es la máscara del tirano. Lo que se llama "caer en la cuenta" es un proceso lento y sinuoso porque nosotros mismos somos cómplices de nuestros errores y engaños. Sin embargo, puedo recordar con cierta claridad un incidente que, aunque pronto olvidado, fue la primera señal. Tendría unos seis años y una de mis primas, un poco mayor que yo, me enseñó una revista norteamericana con una fotografía de soldados desfilando por una gran avenida, probablemente de Nueva York. "Vuelven de la guerra", me dijo. Esas pocas palabras me turbaron como si anunciasen el fin del mundo o el segundo advenimiento de Cristo. Sabía, vagamente, que allá lejos, unos años antes, había terminado una guerra y que los soldados desfilaban para celebrar su victoria; para mí aquella guerra había pasado en otro tiempo, no ahora ni aquí. La foto me desmentía. ( 8 ) ME SENTÍ, LITERALMENTE, DESALOJADO DEL PRESENTE.
( 9 ) Desde entonces el tiempo comenzó a FRACTURARSE más y más. Y el espacio, los espacios. La experiencia se repitió una y otra vez. Una noticia cualquiera, una frase anodina, el titular de un diario, una canción de moda: ( 10 ) pruebas de la existencia del mundo de afuera y revelaciones de mi IRREALIDAD. Sentí que el mundo se escindía: yo no estaba en el presente. Mi ahora se disgregó: el verdadero tiempo estaba en otra parte. Mi tiempo, el tiempo del jardín, la higuera, los juegos con los amigos, el sopor bajo el sol de las tres de la tarde entre las yerbas, el higo entreabierto - negro y rojizo como un ascua pero un ascua dulce y fresca - era un tiempo ficticio. A pesar del TESTIMONIO DE MIS SENTIDOS, el tiempo de allá, el de los otros, era el verdadero, el tiempo del presente real. ( 11 ) Acepté lo inaceptable: fui adulto. Así comenzó mi expulsión del presente.
Decir que hemos sido expulsados del presente puede parecer una paradoja. ( 12 ) NO: es una experiencia que todos hemos sentido alguna vez; algunos la hemos vivido primero como una condena y después transformada en conciencia y acción. La búsqueda del presente no es la búsqueda del edén terrestre ni de la eternidad sin fechas: ( 13 ) es la búsqueda de la REALIDAD REAL. Para nosotros, hispanoamericanos, ese presente real no estaba en nuestros países: era el tiempo que vivían los otros, los ingleses, los franceses, los alemanes. El tiempo de Nueva York, París, Londres. Había que salir en su busca y traerlo a nuestras tierras. Esos años fueron también los de mi descubrimiento de la literatura. Comencé a escribir poemas. No sabía qué me llevaba a escribirlos: estaba movido por una necesidad interior difícilmente definible. Apenas ahora he comprendido que entre lo que he llamado mi expulsión del presente y escribir poemas había una relación secreta. La poesía está enamorada del instante y quiere revivirlo en un poema; lo aparta de la sucesión y lo convierte en presente fijo. ( 14 ) Pero en aquella época yo escribía sin preguntarme por qué lo hacía. ( 15 ) Buscaba la puerta de entrada al presente: quería ser de mi tiempo y de mi siglo. Un poco después esta obsesión se volvió idea fija: quise ser un poeta moderno. Comenzó mi búsqueda de la modernidad.
¿Qué es la modernidad? Ante todo, es un término equívoco: hay tantas modernidades como sociedades. Cada una tiene la suya. Su significado es incierto y arbitrario, como el del período que la precede, la Edad Media. Si somos modernos frente al medievo, ¿seremos acaso la Edad Media de una futura modernidad? Un nombre que cambia con el tiempo, ¿es un verdadero nombre? La modernidad es una palabra en busca de su significado: ¿es una idea, un espejismo o un momento de la historia? ¿Somos hijos de la modernidad o ella es nuestra creación? Nadie lo sabe a ciencia cierta. Poco importa: la seguimos, la perseguimos. Para mí, en aquellos años, la modernidad se confundía con el presente o, más bien, lo producía: el presente era su flor extrema y última. Mi caso no es único ni excepcional: todos los poetas de nuestra época, desde el período simbolista, fascinados por esa figura a un tiempo magnética y elusiva, han corrido tras ella. El primero fue Baudelaire. El primero también que logró tocarla y así descubrir que no es sino tiempo que se deshace entre las manos. No referiré mis AVENTURAS en la persecusión de la modernidad: son las de casi todos los poetas de nuestro siglo. La modernidad ha sido una pasión universal. Desde 1850 ha sido nuestra diosa y nuestro demonio. En los últimos años se ha pretendido exorcizarla y se habla mucho de la "postmodernidad". ¿Pero qué es la postmodernidad sino una modernidad aún más moderna?
Para nosotros, latinoamericanos, la búsqueda de la modernidad poética tiene un paralelo histórico en las repetidas y diversas tentativas de modernización de nuestras naciones. Es una tendencia que nace a fines del siglo XVIII y que abarca a la misma España. Los Estados Unidos nacieron con la modernidad y ya para 1830, como lo vio Tocqueville, eran la matriz del futuro; nosotros nacimos en el momento en que España y Portugal se apartaban de la modernidad. De ahí que a veces se hablase de "europeizar" a nuestros países: lo moderno estaba afuera y teníamos que importarlo. En la historia de México el proceso comienza un poco antes de las guerras de Independencia; más tarde se convierte en un gran debate ideológico y político que divide y apasiona a los mexicanos durante el siglo XIX. Un episodio puso en entredicho no tanto la legitimidad del proyecto reformador como la manera en que se había intentado realizarlo: la Revolución mexicana. A diferencia de las otras revoluciones del siglo XX, la de México no fue tanto la expresión de una ideología más o menos utópica como la explosión de una realidad histórica y psíquica oprimida. No fue la obra de un grupo de ideólogos decididos a implantar unos principios derivados de una teoría política; fue un sacudimiento popular que mostró a la luz lo que estaba escondido. Por esto mismo fue, tanto o más que una revolución, una revelación. ( 16 ) México buscaba al presente afuera y lo encontró adentro, enterrado pero vivo. La búsqueda de la modernidad nos llevó a descubrir nuestra antigüedad, el rostro oculto de la nación. Inesperada lección histórica que no sé si todos han aprendido: entre tradición y modernidad hay un puente. Aisladas, las tradiciones se petrifican y las modernidades se volatilizan; en conjunción, una anima a la otra y la otra le responde dándole peso y gravedad.
( 17 ) La búsqueda de la modernidad poética fue una VERDADERA quéte, en el sentido alegórico y caballeresco que tenía esa palabra en el siglo XII. No rescaté ningún Grial, aunque recorrí varias waste lands, visité castillos de espejos y acampé entre tribus fantasmales. Pero descubrí a la tradición moderna. Porque la modernidad no es una escuela poética sino un linaje, una familia esparcida en varios continentes y que durante dos siglos ha sobrevivido a muchas vicisitudes y desdichas: la indiferencia pública, la soledad y los tribunales de las ortodoxias religiosas, políticas, académicas y sexuales. Ser una tradición y no una doctrina le ha permitido, simultáneamente, permanecer y cambiar. También le ha dado diversidad: cada aventura poética es distinta y cada poeta ha plantado un árbol diferente en este prodigioso bosque parlante. Si las obras son diversas y los caminos distintos, ¿qué une a todos estos poetas? No una estética sino la búsqueda. ( 18 ) Mi búsqueda no fue quimérica, aunque la idea de modernidad sea un espejismo, un haz de reflejos. ( 19 ) Un día descubrí que no avanzaba sino que volvía al punto de partida: la búsqueda de la modernidad era un DESCENSO a los orígenes. La modernidad me condujo a mi comienzo, a mi antigüedad. La ruptura se volvió reconciliación. ( 20 ) Supe así que el poeta es un latido en el río de las generaciones . . ."
E.A.P.C.